Biografía
No caminó sino hasta los 5 años, pues tenía una deformación notable en los pies. A esa edad llamó a su tía para decirle que en su rosal había una dama hermosa vestida de blanco.
Cuando llegaron no encontraron a nadie, pero en ese instante el Hermano Miguel caminó por primera vez, esto sería el inicio de su actividad espiritual, a la que se dedicó a los 14 años, pese a la oposición de su padre, Francisco Febres-Cordero Montoya, y su abuela.
Miguel entró a la escuela en Cuenca fundada por los hermanos lasallistas. En la escuela inició y perfeccionó su vida con ayuda del catecismo y con los educadores. Ahí es donde surge su vocación de ser Hermano Lasallista.
Recibe el Hábito de Hermano de las escuelas cristianas, llamado religiosamente como el Hermano Miguel de gran inteligencia y sabiduría. Contribuyó durante el resto de su vida a la enseñanza en las escuelas cristianas, su misión era la dedicación a la enseñanza de tiempo completo a niños de todas las clases sociales, desde clases elementales hasta superiores, donde acostumbraba dar clases de catecismo diarias. Publicó gran número de libros con adaptaciones de obras.
El resto del tiempo la pasaba atendiendo enfermos, estudiando idiomas (logra hablar cinco idiomas: alemán, inglés, italiano, francés y latín) y escribiendo libros.
Desgraciadamente, la crudeza de un invierno sumamente frío golpeó fuertemente su débil organismo y lo hizo caer gravemente enfermo.
Poco tiempo después y procurando proteger su salud, los superiores de la comunidad lasallana lo trasladaron a Premiá del Mar, cerca de Barcelona, en España, con la esperanza de que el clima y el aire yodado beneficiaran su maltratado organismo, pero padecía ya de una peligrosa pulmonía, por lo que los médicos no pudieron hacer nada para salvarlo.
Una mañana gris y luego de recibir todos los auxilios de la Santa Iglesia Católica, el Hermano Miguel entregó su alma a Dios, el 9 de febrero de 1910.
Milagros atribuidos
Curación de Sor Clementina Flores Cordero
El proceso de santificación empezó con el primer milagro que realizó en 1933 a sor Clementina Flores Cordero, quien tenía una grave enfermedad hepática.
Flores estaba tan enferma que para no sentir el dolor le inyectaban morfina, pero los hermanos de La Salle la visitaron y oraron al Hermano Miguel para que la sanara.
Al día siguiente, cuando el sacerdote del convento se dirigía a ponerle otra inyección, sor Flores salió caminando por los pasillos del convento.
Sanación de Beatriz Gómez de Núñez
Otro de los milagros que se atribuyen al Hermano Miguel es la sanación de Beatriz Gómez de Núñez, quien tenía miastenia gravis (enfermedad neuromuscular crónica). Según Murillo, este ocurrió durante la beatificación en la plaza San Pedro, en Roma. “Ella había ido para agradecerle y de repente ya no sintió más dolor”.
Lugares para aprender sobre el Hermano Miguel
En forma lateral, adosadas a las paredes de las naves, están flanqueando los altares menores. En la izquierda, está la escultura del Santo Hermano Miguel. Leer más