La música: arte, cohesión y expresión. Enseña valores, conecta en guerra y paz. En turismo, atrae y revela la esencia local.La música, con letras inspiradoras, recupera valores y preserva la cult
La música desempeña un papel significativo en la vida humana, siendo utilizada a lo largo de la historia como expresión artística, medio de comunicación y elemento de cohesión social. En diferentes contextos, su influencia se manifiesta de manera destacada: en el ámbito militar, la música marcial es esencial para forjar el espíritu de unidad, mientras que en el ámbito religioso sirve como vía para la adoración y la conexión espiritual.
Como herramienta cultural, la música ha transmitido valores, enseñado moral, fomentado el patriotismo y el civismo. Su impacto en la formación de la mentalidad de los niños es fundamental, grabando mensajes y valores que influirán en sus vidas. En tiempos de guerra, intensifica el espíritu de los combatientes, y en situaciones pacíficas, promueve la reconciliación.
Las tradiciones musicales son guardianas de las identidades culturales. La música clásica, además de ser un arte, se utiliza en terapias de sanación y relajación. Sin embargo, los géneros modernos, como el reguetón, pueden tener efectos perjudiciales en la juventud, ya que sus letras exponen diversas atrocidades, incluyendo afiliaciones a pandillas, que incluso niños de regiones como Esmeraldas entonan con entusiasmo.
En las pandillas la música genera identidad y pertenencia a la vez que expresa realidades sociales que preferimos no conocer, o glorifican la violencia, las drogas y la vida delictiva. Los narcos corridos ya se escuchan en Ecuador gracias a cantantes mexicanos más jóvenes y el mismo Fito se hizo una canción para crear empatía y veneración. Incluso sirve para que las pandillas envíen amenazas a grupos rivales o a las fuerzas del orden.
En el ámbito turístico, la música en vivo atrae visitantes y ofrece experiencias locales auténticas. La conexión entre música y turismo permite comprender la esencia de una comunidad, en nuestro caso: la adicción al alcohol, la autocompasión y el despecho que se reflejan muy bien en la música “nacional”. También refleja la desconexión cultural, como mariachis en Quito o grupos folclóricos que cantan básicamente música boliviana.
La música tiene el poder de influir en el comportamiento humanos a través de letras inspiradoras y melodías conmovedoras. En un mundo que pierde valores esenciales, la música puede ser un vehículo para recuperar la humanidad, fomentar una sociedad más tolerante y compasiva. Su impacto en la educación, la moral y la preservación cultural, hacen de la música una herramienta poderosa que puede y debe ser utilizada para el bienestar y la evolución positiva de nuestra sociedad.
Editado por Francisco Gómez, 2024