Ubicación
A 15 km de Tena vía a Pto. Misahuallí, desde el sector de la finca Popoyal, se ingresa aproximadamente 1700 m se llega a la comunidad de Machacuy yacu, luego se continua por un sendero de 2 km, hacia la cueva.
Clima
Con una temperatura media de 25 °C, humedad constante y lluvias casi todo el año, la cantidad máxima de lluvia se produce en las estribaciones de la cordillera donde se condensan las grandes masas de vapor que trae el viento desde el Amazonas.
Lo más destacado de Caverna La Cueva del Duende
• Machakuyaku: Machakuyaku está situado a 45 minutos en carro desde Tena en la vía Misahuallí al margen izquierdo del río Napo, luego caminamos 15 minutos por el sendero hasta la comunidad. La comunidad está estructurada alrededor de una típica plaza abierta rodeada de casas, y una escuela y el área de reuniones.
La comunidad de Machakuyaku invita a participar en una convivencia para conocer la cultura kichwa amazónica, la preparación de comidas y bebidas locales, a atender las prácticas agrícolas y a crear sus propias artesanías. En la noche a la luz de las velas, se cuentan historias y leyendas de la comunidad.
Machakuyaku ofrece una caminata 2-3 horas por los bosques primarios y secundarios hasta llegar al río Misahuallí. Allí puede pasar la noche en las cabañas turísticas con una vista maravillosa. En la última noche de su tour de puede hacer un programa cultural donde participa la comunidad con música y danza tradicional para despedir a los huéspedes.
• Circuito “Machakuyaku – Capirona”. Si quiere conocer la variedad de la vida kichwa visite Machakuyaku, ubicada en el lado izquierdo del río Napo, luego cruce el Napo en el Puerto Misahuallí y continúe hasta Capirona. En Capirona disfrute de una cerveza helada, conozca la comunidad pionera del ecoturismo comunitario y salga en canoa a motor por los ríos Puní y Arajuno para regresar a Tena otra vez.
Mitos, historias y leyendas
La Llorona hace muchos años vivía en El Retén, entre Archidona y Cotundo, un hombre viudo que tenía tres hijos casi adolescentes.
El padre volvió a casarse. La joven esposa empezó a adelgazar. Grandes ojeras rodeaban sus ojos. Vivía sobresaltada. Es que en las noches, sobre una piedra que había en el patio de la casa, se le aparecía la difunta esposa de su marido.
Nadie creía que estas visiones fueran ciertas. Cierta vez la familia fue a pasar el fin de semana en Archidona. El hijo mayor se quedó al cuidado de la casa.
El muchacho dormía apaciblemente en su cuarto. Cerca de la media noche lo despertó el galope de un caballo. Creyó que regresaba uno de sus familiares. Sintió las pisadas de una persona que subía las escaleras. El joven abrió la puerta y salió al corredor. Allí, arrimada al pasamanos, estaba una mujer vestida de blanco que tenía tapado el rostro con un velo también blanco.
El muchacho se quedó paralizado. Callaron los sapos, los grillos; hasta las hojas de los árboles dejaron de moverse. Aquella mujer se elevó sobre el piso y caminando en el aire se dirigió a la piedra. Se sentó a llorar. Pasaron los minutos. La mujer lentamente desapareció entre la ligera neblina que caía en la madrugada.
Al otro día regresó la familia. La madrastra al escuchar el relato explicó que era la misma señora que se le aparecía todas las noches. Cuando la familia se acopló totalmente y la nueva esposa se convirtió en una verdadera madre para los chicos huérfanos la "llorona" no volvió a materializarse.
¿Cómo llegar?
La vía de acceso desde puerto Misuahuallí a la comunidad Machacuyacu
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