Ubicación
Se ubica a un lado de la vía panamericana que conduce a Loja, a 5 minutos en carro desde el centro de Saraguro hasta las faldas del Puglla y luego para llegar a la cúspide se recorre una hora a pie aproximadamente, esta caminata la debes hacer acompañado por un guía que conozca muy bien la zona.
Altura
Taita Puglla cuenta con una altura de 3339 metros.
Clima
La temperatura oscila entre los 8 y 18 grados centígrados.
Biodiversidad
Fauna
La fauna silvestre del lugar se destaca por una gran variedad de aves, entre las que se destacan: buitres, gavilanes, pavas de monte y loros cari rojizo, así mismo se aprecian mirlos, pájaros carpinteros, chilalos, entre otros.
Flora
Los arbustos están representados por rubiáceas, melastacea y chusquea, mientras que entre las especies de pasto existen el kikuyo, pasto azul y el trébol.
Lugares destacados Taita Puglla
• En la cabecera del Taita Puglla se pueden encontrar algunas lagunas que constituyen un atractivo muy interesante, en estas lagunas se practican algunos ritos y ceremonias ya que el agua para los Saraguros constituye un símbolo de limpieza y purificación no sólo física sino también espiritual.
• En las faldas del Puglla vierte el agua de Cullquiyacu, el agua más pura de Loja, la misma que riega los sembríos de los Saraguros y vitaliza a los habitantes de este pueblo autóctono del Ecuador.
Leyenda
Los españoles utilizaban sitios sagrados para asegurar su poder sobre los nativos. Por eso los españoles pusieron una cruz en la Loma de Puglla. De la cima de aquel monte descendía o se desgajaba, una fuente o arroyuelo que llamaban los Indios Cusi Yacu, que quiere decir agua de la dicha. Halla acudían los indios, por la antigua costumbre de la gentilidad, a hacer sus vaticinios y ejercer sus agüeros.
Pues habiendo allí la cruz, la empezaron a apellidar agua santa, y atribuyeron a la virtud los efectos que esperaban, se abolió la superstición, y se derivó en ellos la veneración a aquella señal de salud Signum Salutis.
Fue esto una cosa tan sonada, que el cura de allí me aseguró después cómo el señor Comisario de Loja había dado muchas gracias a Dios de haber cesado con este medio las muchas delaciones que, por la superstición de los indios, la daban mucho que hacer.