La Iglesia de Saquisilí, ubicada frente al parque central de la ciudad, es de diseño, corte y construcción modernos.
La iglesia data de más de 270 años de edad aproximadamente y algunas de las imágenes son de mayoridad y valía por su escultura. La Iglesia de Saquisilí, ubicada frente al parque central de la ciudad, es de diseño, corte y construcción modernos. Una doble estructura lateral de concreto sirve de soporte a un techo notoriamente angulado y de grandes dimensiones.
La gran cubierta superior permite una nave central amplia, con pilares en su zona central. Al fondo de la nave se encuentra una serie de vitrales referentes a la liturgia católica.
La iglesia se encuentra ubicada en la calle 24 de mayo y barreno, frente al parque central.
Arquitectura: Ninguno de los pueblos ha conservado templos antiguos como era el nuestro, construido con adobes, cascajos, carrizos, chilpes de cabuyos, pajas y piedras labradas para adornar puertas y ventanas, la fachada y arcos de nichos y urnas que no pueden imitarse por la arquitectura actual, construcciones con una escala tan sublime, tan hermosa y con singulares apariencias a las edificaciones egipcias.
Son paredes de dos metros de ancho, sus bóvedas que formaban el techo como si fuera un cielo donde los ángeles volaban alegres.
El techo, las paredes, el pulpito labrado, pintado y adornado alegremente hacía asombrosa la vista del altar mayor que se ubicaba en el fondo de la iglesia.
En una de las paredes, junto a la urna de Jesús Crucificado había un epitafio de piedra con leyendas en las que indicaba que allí fue sepultado un sacerdote y otros más en otros lugares de la iglesia ya que así eran las costumbres antiguas, que por no haber autoridades que protejan estos monumentos coloniales vimos perder la bella iglesia que nos cobijaba.
Cuando la mayor parte de la capilla fue demolida, la ciudadanía se opuso a que las torres sean destruidas, es decir las torres se mantendrán a la vista de los turistas que acuden los días jueves a Saquisilí porque se llevarán a cabo trabajos de restauración de las torres más grandes y bellas que tenemos. Los responsables de la destrucción de las iglesias habrían levantado un inventario, en cuyo documento deberán constar el número de santos e imágenes, cuadros, marcos tallados, urnas antiguas, el pulpito, el altar mayor, floreros, candelabros, cáliz, copas de vino y otros utensilios valiosos que poseíamos, que son el testimonio del arte y de nuestra misma historia, ya que ellos exponen los valores preciados donde se ocultan la fe del hombre allá en el santuario más sagrado que ha desaparecido pero que las reliquias se conservan, porque con ellas vestíamos y adornábamos a los santos a quienes entregábamos plegarias y oraciones.
Fotografía
¡Suscríbete para recibir noticias sobre turismo y ofertas exclusivas!
Servicios