Iglesia de San Francisco
- La estructura es el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de los centros históricos de toda América, y por ello es conocido como "El Escorial del Nuevo Mundo".
- San Francisco es considerada una joya de la arquitectura continental por su mezcla de diferentes estilos combinados a lo largo de más de 150 años de construcción.
- Es la más grandiosa edificación del Quito Colonial, que luce numerosas pinturas y esculturas de los maestros de la Escuela Quiteña. En su interior presenta el artístico estilo mudéjar en su altar recubierto de pan de oro.
- En el altar mayor se encuentra la imagen de la Virgen de Quito, tallada por Bernardo de Legarda, maestro de la Escuela Quiteña.
- Comenzó su construcción apenas fue fundada la ciudad de Quito (1534), en terrenos aledaños a la plaza donde los indígenas realizaban el intercambio de productos.
- Comprende 3 ha de superficie se han construido 13 claustros (seis de ellos de gran magnitud), 3 templos, un gran atrio, sumando aproximadamente 40 000 metros cuadrados de edificación.
Iglesia San Francisco de Quito atractivos
El altar mayor del templo, las capillas laterales y el púlpito son de excepcional belleza en esta iglesia.
Obras de arte colonial iglesia de San Francisco de Quito
Dentro de la iglesia se encuentran más de 3 500 obras de arte colonial, de múltiples manifestaciones artísticas y variadas técnicas, especialmente aquellas correspondientes a la Escuela Quiteña de arte, que nació precisamente en este lugar.
Biblioteca franciscana
Descrita en el siglo XVII como la mejor del Virreinato del Perú.
Capilla de Villacís
Es una de las muestras más notables del barroco quiteño de mediados del siglo XVII. Su riqueza y localización junto al presbiterio del grandioso templo franciscano la erigen en un modelo tanto por su arquitectura y elementos decorativos como por la intención de su patrono, el comisario don Francisco de Villacís, que querer perpetuar su estirpe en tierras quiteñas a través de la construcción de una sepultura familiar donde se puede admirar el busto orante del citado comisario y el ostentoso escudo de armas que preside la cripta. Fundada el 6 de noviembre de 1659.
Capilla del Pilar de Zaragoza
La Capilla de Santa Marta, del Comulgatorio o del Santísimo, al extremo izquierdo del altar mayor, fue dedicada desde la segunda mitad del siglo XVIII al culto de la imagen de la santísima Virgen del Pilar de Zaragoza, traída de España por fray José de Villamar Maldonado, copia exacta de la obra del escultor Pedro de Mena. En el año 1671 se estableció la cofradía y a sus hermanos se les concedió tres años más tarde la antigua bóveda de la Orden Terciaria. Al parecer, ésta estuvo en vigencia hasta mediados del siglo XIX, inscribiéndose sus últimos hermanos en el año 1848.
Esculturas de la Escuela Quiteña
En el altar mayor de San Francisco, dominado por un gran retablo barroco y cubierto de pan de oro, destacan las esculturas de la "Virgen de Quito" de Legarda y del "Jesús del Gran Poder" del Padre Carlos; ambos destacados miembros de la escuela quiteña de arte.
Entre las esculturas más reconocidas que alberga el conjunto de San Francisco, tenemos: El Bautismo del Señor del siglo XVI del artista Diego de Robles; Jesús del Gran Poder del siglo XVI del artista Padre Carlos; Traición de Judas del siglo XVII del artista Pampite; Virgen de Quito y El Calvario del siglo XVIII del artista Bernardo de Legarda; San Pedro de Alcántara, La impresión de las llagas de San Francisco, Tránsito de la Virgen, Virgen del Carmen y San José del siglo XVIII obras del artista Caspicara.
Pinturas de la Escuela Quiteña
Se exhiben docenas de pinturas de famosos pintores quiteños y europeos; pero su principal atractivo radica en las obras pertenecientes a la escuela quiteña de arte, estilo que nació en los patios de este convento, y cuya fama trascendió las fronteras y hoy se encuentra en importantes museos de todo el mundo.
Esta pequeña iglesia ubicada a un costado de la iglesia de San Francisco pudiera llamarse la Capilla Sixtina del arte quiteño. Los franciscanos y sus ideas de arte fueron quienes dieron a la cofradía de escultores y pintores para que se convierta en un capricho y convertirla en auténtico relicario de joyas únicas. Su puerta se abre sobre el atrio de San Francisco.
Convento de San Francisco
Su convento es muy atractivo porque en sus claustros se hallan pinturas y esculturas de la escuela quiteña, además porque ellos fueron testigos de la vida social e intelectual de los primeros años de la ciudad de Quito como centro urbano de los Andes.
Es un museo de sitio que funciona en el interior del Convento de San Francisco, exhibe la colección colonial religiosa más exquisita e importante de los bienes culturales, obras de los artistas que conformaron la extraordinaria Escuela Quiteña. También es parte del museo, el coro de la iglesia, donde se admira la magnificencia de la arquitectura y decoración de este, su templo mayor. más info
Es de forma rectangular, con un largo de 115 metros y un ancho de 75, lo que da una superficie aproximada de 8625 metros cuadrados. Es la plaza más grande del centro histórico de Quito.
Durante años abasteció a la ciudad de agua de su fuente central, y que ha funcionado como mercado popular, espacio de concentraciones militares y políticas, y como lugar de encuentro y recreación sociales.
La escalera cóncavo-convexa que comunica la plaza con el Atrio, que resalta la fachada manierista-barroca del templo mayor, es considerada de gran importancia arquitectónica en América.
Qué puedes hacer en Iglesia San Francisco
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Historia - Leyendas de la Iglesia San Francisco de Quito
Son tantas las cosas que se dicen de la iglesia de San Francisco. Una de ellas que un emperador español miraba al horizonte esperando ver a los lejos, las elevadas torres de la iglesia que por noticias que cruzaban el océano, sabía que estaban construyendo en Quito. También que templo y convento se levantan sobre lo que debió ser palacio de Atahualpa.
El dedo misterioso
En el convento de San Francisco había dos aspirantes a sacerdotes, Leonidas y Antonio, quienes acostumbraban a siempre bromear sobre sus superiores. Una noche caminaban por el patio principal del convento y una persona tocó la campana de la portería, Antonio fue a ver quién era y se llevó una sorpresa, pues una anciana muy fea, que tenía tapado su rostro con un velo y sobresalía su nariz y barbas, preguntó por el padre Anselmo; el joven regresó muy contrariado y le dijo a su amigo que no atendería a esa anciana, cuya nariz era parecida a la de sus superiores. Al cabo de cinco minutos, un dedo se le apareció cerca de la nariz a Antonio. Con el correr del tiempo, Antonio cayó en una profunda depresión pues el dedo le seguía haciendo señas de que le siga. El seminarista le confesó esta visión a su superior, quien le mandó como penitencia participar de una novena para pedirle a Dios una visión. Luego de los nueve días, el dedo le seguía haciendo señas, el superior le dijo que podría tratarse de una visión de Dios y le aconsejó seguirlo. Antonio comenzó a seguir al dedo, mientras sus amigos y superiores iban tras él; al pasar por un arco, el estudiante se detuvo y giró a la izquierda, hacia donde existe una puerta de piedra que da a la Capilla de Villacís. Dice la leyenda que la puerta se abrió y ordenó a Antonio entrar, sus amigos y superiores también quisieron entrar, pero la puerta se cerró y nunca más se supo qué pasó con el seminarista.
Leyenda por una piedra Cantuña salvó su alma
Eran los primeros años de la época colonial. Las plazas e iglesias de Quito iban tomando forma. Una de ellas era la de San Francisco cuyo atrio estaba siendo construido bajo la responsabilidad de un nativo llamado Cantuña. El tiempo pasaba y el atrio no se concluía. Los patronos le amenazaron con encerrarle en prisión si no cumplía la obra en el plazo acordado.
Un día, el indio regresaba a su casa y al pasar por el sitio de la obra inconclusa, de entre un montón de piedras emergió una figura vestida todo de rojo, con una nariz puntiaguda y una espesa barba. El ambiente olía azufre y la voz ronca del personaje se identificó:
- Hola Cantuña, ¿no me reconoces? Soy Satanás, te vengo a proponer un negocio: Solo yo puedo terminar el atrio de la iglesia antes de que salga el sol, claro que en pago a este favor tú me entregarás el alma. ¿Aceptas?
Cantuña, que veía imposible terminar la obra, dijo:
- Acepto, pero si una sola piedra falta en el atrio antes de sonar las campanas del Ave María, el trato se anula.
Satanás aceptó la condición del desesperado indio y en seguida miles de diablillos ascendieron desde el infierno para colocar las piedras de la plaza. Cantuña miraba desde lejos, apesadumbrado por el miedo y el remordimiento.
Sonaron las campanas del Ave María y las primeras luces del amanecer iluminaron el atrio de San Francisco. El diablo se frotaba las manos satisfecho mientras Cantuña paseaba por la plaza. De pronto el rostro del indio brillo de emoción. Una piedra, una sola piedra había faltado.
Una sola piedra faltante había salvado el alma de Cantuña. La cual presuntamente había escondido el mismo.
Luego de esto Satanás desapareció enfurecido y solo dejó tras de sí un espeso olor a azufre.
¿Cómo llegar?
Para llegar a la Iglesia de San Francisco puedes utilizar el Sistema Integrado del Trolebús cuenta con paradas en el Plaza Chica y Santo Domingo.
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