Dirección
El conjunto del templo y convento se encuentra sobre la calle Chile, entre Guayaquil y Flores.
Lugares desacados de la Iglesia de San Agustín

Coro de la Inglesia de San Agustín
Es la única parte original que se conserva de la iglesia, tiene una bóveda de estilo gótico compuesto por arcos ojivales; presenta colores oscuros y eso es lo que lo hace diferenciar de los otros elementos de la iglesia porque todo fue refaccionado y modificado luego del terremoto de 1878. Dispone de una ventana sencilla la cual permite la iluminación del coro, adornado con una sillería tallada en madera de cedro. En la pared se puede apreciar una serie de altos relieves que muestran a la Orden Agustina cada uno de ellos separados entre sí por columnas labradas y doradas destacándose San Agustín. En el centro del coro se levanta un hermoso e impactante órgano considerado uno de los mejores de Quito.
Torre de San Agustín
Desde cualquier parte del Convento se puede observar su torre, la más ancha de Quito, con una altura de 40 m. Sobre la cúpula descansa la imagen de San Agustín fue tallada en madera en el siglo XX. Actualmente esta imagen ha sido sustituida por una de hormigón armado con iguales características que la anterior.
Sala Capitular
Está ubicada en el corredor oriental, posee un piso hecho en ladrillo. El objetivo principal de su construcción era albergar a la Comunidad Agustina, por este motivo la sillería trabajada en madera de cedro negro al natural, se dispone alrededor de la sala; tiene capacidad de acoger a 150 personas. Este conjunto de sillería presenta al estilo Barroco Español.
La decoración religiosa que se encuentra en esta sala capitular se la denomina “Calvario”, es un trabajo realizado en madera y cubierto con pan de oro. Posee tres esculturas realizadas por José Olmos alias “Pampite”, estas obras son: San Juan Evangelista, la Virgen María y Cristo.
El techo es artesonado de estilo mudéjar de influencia árabe; se puede observar varios lienzos de la Escuela Quiteña que representan a obispos y mártires.
Atrio y fachada
Atrio labrado todo en piedra es diferente a los otros atrios del Centro Histórico pues posee 5 gradas que descienden hacia la puerta de entrada de la iglesia. En el ángulo se encuentra una cruz de piedra labrada que data del siglo XVII, donde se destaca un pequeño Cristo. La fachada es toda de piedra y tiene 2 cuerpos separados por una cornisa sostenida por ménsulas en cuyos intervalos se puede encontrar las representaciones de los 4 evangelistas: un ángel (San Mateo), dos águilas (San Juan), dos leones (San Marcos), y dos bueyes (San Lucas).
En el primer cuerpo se encuentra 2 pares de columnas dóricas que sostiene el arco de medio punto que da lugar a la puerta principal de la iglesia.
• La hermosa pinacoteca que decora las paredes del claustro bajo tiene un artesonado con formas geométricas, decoración floral y piñones moriscos, únicos en América.
Convento de San Agustín
Al interior del convento se destaca la hermosa pinacoteca que decora las paredes del claustro bajo, con pasajes de la vida de San Agustín, obras del insigne Miguel de Santiago. Este claustro bajo tiene un artesonado con formas geométricas, decoración floral y piñones moriscos, únicos en América.
Leyenda
El Muerto del Candelerazo de San Agustín
Los velorios en el Quito antiguo se hacían en las iglesias de la ciudad y duraban de dos a tres días, dependiendo de la importancia del difunto, y en las noches se quedaban únicamente los coristas o los sacristanes, pues la gente temía que algún fantasma se les apareciera en el camino a casa si acompañaban al muerto más allá de las once.
Pues resulta que precisamente en San Agustín tuvo lugar un velorio que se convirtió en leyenda, allá por el siglo 18. El muerto era un importante militar y al llegar las once se quedaron con él únicamente dos sacristanes de nombre Pedro Illescas y Toribio Fonseca, que compartían una casa en la parroquia de San Blas y por ello se habían vuelto mejores amigos y gustaban de gastarse bromas.
En medio de la vigilia, alrededor de las doce de la noche, a Pedro se le ocurrió jugarle una broma a su amigo y así pasar más rápido la aburrida madrugada. Mandó entonces a Toribio para que comprara algo de comer en la casa de doña Petrona, una vecina de la iglesia que además vendía los cirios que ocupaban los agustinos para iluminar el convento.
Cuando Toribio se fue, Pedro aprovechó para preparar su tenebrosa broma; se acercó al altar y se paró junto al ataúd, sin miedo tomó el cadáver del militar y cambió ropas con él, sentándolo en una silla cercana pero que no se viera. Se metió en la caja y espero a que regresara su amigo.
Cuando Toribio volvió y empezó a llamar a Pedro, este se sentó en el ataúd y con voz lúgubre preguntó «¿a dónde fuiste, Toribio?», lo que provocó el espanto del ingenuo sacristán y perdiendo el equilibrio cayó al suelo. Mientras Pedro salía del ataúd exigiendo que Toribio le pidiera perdón, el cadáver del militar se puso sorpresivamente de pie y abrió los ojos, tomando entre sus manos un candelabro de bronce cercano al ataúd y comenzó a caminar.
Pedro y Toribio salieron despavoridos hacia la puerta, no sin antes esquivar el candelerazo que lanzó el muerto. Mientras gritaban espantados en la calle, los vecinos salieron a socorrerlos y, al escuchar la historia, entraron a ver si era cierto. Encontraron al muerto bien acomodado en su ataúd, pero eso sí, el candelabro estrellado cerca a la puerta y una marca en el piso donde había caído que cuentan que duró por largos años como recordatorio de que se debe respetar a los muertos.
¿Cómo llegar?
El conjunto del templo y convento se encuentra sobre la calle Chile, entre Guayaquil y Flores; a una cuadra hacia el sur de la Plaza Grande de Quito. En sus cercanías se encuentra la parada Plaza Chica del sistema Trolebus.
Videos sobre Iglesia San Agustín de Quito