Para subir hasta el mirador a pie, puede utilizar una de las vías más importantes que parte desde la calle García Moreno; si el ascenso lo hace en un vehículo, puede avanzar utilizando la Av. Melchor Aymerich, que es la única vía que lo comunica con la cúpula.
Al ingresar al monumento los visitantes se encuentran a 3016 m.s.n.m. y al llegar al mirador a 3027 m.s.n.m.
El Panecillo está coronado actualmente por una escultura gigante de aluminio de la «Virgen de Quito», creada en 1975 por el español Agustín de la Herrán Matorras, el cual se basó en la Virgen de Legarda o Apocalíptica; obra del siglo XVIII de Bernardo de Legarda, uno de los más importantes representantes de la Escuela quiteña, la cual la podemos ver en el altar mayor de la Iglesia de San Francisco.
Es importante mencionar que la obra se ejecuta gracias al Padre Rigoberto Correa, obra que fue inaugurada el 28 de marzo de 1975, en la cual se celebró una misa campal a la que asistieron 1500 personas que subieron en peregrinación desde la Basílica del Voto Nacional, aunque aún faltaba ensamblar las alas, ya celebraron previamente. Las alas se concluyeron en septiembre de 1975.
Restaurantes Panecillo
Son pocos los restaurantes que disponen de esta gran vista y cerca al monumento, por ello se resalta al siguiente restaurante:
Pim´s Panecillo: Es un restaurante y cafetería con la mejor comida típica de Ecuador.
El Panecillo Leyendas
En el libro Leyendas del Ecuador, de Edgar Allan García se cuenta una interesante leyenda la cual se narra a continuación:
Antes de que llegaran los españoles, este sitio era conocido como Yavirac, y ahí, sobre su cima, los indígenas anteriores a los incas, y más tarde los incas que invadieron estas tierras, festejaban el Inti Raymi, la gran fiesta del Sol. Así, el 21 de junio de cada año, los indígenas de distintas regiones se reunían en el Yavirac para cantar, bailar, beber y alabar, en una ronda de alegría, al altísimo señor del cielo que moría cada tarde y renacía cada mañana, al generoso Inti.
Pues bien, según la leyenda Atahualpa (que en realidad se llamaba Atabalipa) había mandado construir en la cima del Yavirac un templo de oro puro. Motivo por el cual luego de que los españoles mataron al Inca Atahualpa (que en ese entonces tenía 33 años), marcharon a toda prisa hacia Quito con ansias de repartirse el Templo de Oro que estaba en la cima del Yavirac.
Los españoles que sudorosos y cansados subieron a la cima del Yavirac se encontraron con que no había ni una sola pepita de oro sobre la tierra seca, el Templo del Sol había desaparecido como por arte de magia. Pero lo que no sabían, ni supieron nunca que dentro del Yavirac, en el corazón del cerro, entrando por caminos secretos llenos de arañas ponzoñosas y alacranes gigantescos y desfiladeros llenos de trampas mortales, se encuentra el Templo del Sol, cuidado por cientos de doncellas hermosas que no envejecen nunca y por una anciana sabia quién presuntamente es la mismísima madre de Atahualpa.
Además, la leyenda dice que: si logras encontrar la entrada, y luego de salvarte de los peligros que te esperan, llegas por fin a la morada de la anciana, tienes que pensar muy bien en lo que dices y haces. Si la anciana te pregunta mirándote fijamente a los ojos ¿qué buscas en esos recintos sagrados?, tienes que decir que eres pobre, que has ido a dar ahí por accidente, que sólo buscas la salida y que juras nunca revelar la entrada secreta a aquel templo.
La anciana entonces se levantará de su trono de oro macizo; te hará escoger entre una enorme piedra de oro, más un puñado de perlas, rubíes y esmeraldas que están sobre una mesa, y una tortilla de maíz, una mazorca de choclo tierno y un pocillo con mote jugoso que están sobre otra mesa. Piénsalo bien, pues si escoges la primera mesa, es probable que al salir te encuentres con que en vez de riquezas sólo llevas un pedazo de ladrillo y unas cuantas piedras comunes en las manos.
Y es probable también que, si escoges los alimentos que se encuentran sobe la segunda mesa, la tortilla se convierta de pronto en un enorme pedazo de oro sólido, el choclo tierno en numerosas pepitas de plata y el pocillo con mote en gran cantidad de perlas brillantes. Escoge bien, porque es probable que suceda también al revés, y que una vez afuera ya no haya forma de volver atrás.
Leyenda la Olla del Panecillo
Hace algún tiempo existía una mujer que juiciosamente todos los días llevaba a su vaquita al Panecillo, pastoreaba en el lugar, para que la vaquita se alimentara y tomara agüita, pues no tenía otro lugar a donde llevarla. En un nuevo día, ella deja a la vaquita cerca de la olla, mientras recogía leña, pero al regresar, la vaquita ya no estaba, muy preocupada empieza a buscarla por los alrededores, con afán de encontrarla.
Pasaban las horas y ella no se daba por vencida y la seguía buscando, en un momento dado bajó hasta el fondo de la olla, al término, sus ojos se llenaron de asombro, era impresionante lo que estaba observando, era irreal. Cuando se recupera del estado atónito, observó que en un ostentoso trono se encontraba una mujer de radiante belleza.
Esta radiante mujer sonriente le pregunta a la humilde señora
-¿Cuál es el motivo de tu visita?
-recuperando el aliento responde: ¡He perdido a mi vaca! Y si no la encuentro quedaré en la mayor miseria. Contestó mientras sollozaba.
La princesa muy conmovida de la sinceridad y apuro de la señora, decidió regalarle una mazorca y un ladrillo de oro. Además le mencionó que su vaquita estaba sana y salva.
La mujer conmocionada y llena de gratitud, le agradeció y salió llena de felicidad. Al llegar a la puerta observó a su vaquita, se emocionó tanto que fue corriendo hacia ella.
Es así como la mujer y su vaquita regresaron a su hogar, guardando el eterno recuerdo de una aventura increíble dentro de la olla.
¿Cómo llegar?
Puede utilizar dos tipos de unidades de transporte urbano que transitan a través del centro de Quito por las calles García Moreno y Chile, de la ruta Altamira - Cima de la Libertad o el recorrido Jesús del Gran Poder - Cima de la Libertad.
Videos sobre El Panecillo