Por pedido del Dr. Lautaro Loaiza fue fabricado en Alemania en el año de 1917, por un precio de 5000 sucres.
Por pedido del Dr. Lautaro Loaiza fue fabricado en Alemania en el año de 1917, por un precio de 5000 sucres. Por las especificaciones especiales que envió el doctor Loaiza, se considera que el reloj no fue hecho en serie, constituyéndose en una joya única en el mundo.
El reloj público de ocho esferas se ha transformado en un atractivo turístico e histórico por su peculiaridad y distinción.
El reloj de 8 esferas, atraen a varios turistas nacionales y extranjeros con el ánimo de conocer, conservar y disfrutar en la zona. En este lugar distraen al visitante con sus colores y cantos.
Los visitantes llegan muy seguido para disfrutar de este hermoso lugar y conocer lo hermoso de este rincón.
La inauguración del tercer reloj Público de la provincia de Loja, se realizó el 1 de noviembre de 1924, en acto solemne con padrinos de Tumbes y de Santa Rosa, banda de músicos y una obra de teatro preparada por el Dr. Lautaro Loaiza.
Se encuentra ubicado en la parroquia Alamor en la calle Sucre.
• El reloj público de ocho esferas: Se ha transformado en un atractivo turístico e histórico por su peculiaridad y distinción.
Cuatro tambores enrollan la cuerda constituyendo la máquina, se alojan en una caja de vidrio y madera que descansa en un soporte de hierro ubicada en el tercer piso de las torres. Cada tambor tiene dos ruedas grandes a cada lado y dos ruedas pequeñas, además par de aletas que alertan la proximidad de un anuncio de hora.
De cada tambor tienden cuatro pesas de plomo, de un peso aproximado de 80 libras cada una.
El reloj se activa mediante cuerda que se realiza en forma manual cada 24 horas.
Cada tambor con su respectiva cuerda cumple una función específica. La primera corresponde a los minuteros, la segunda a los cuartos de hora, la tercera marca las horas y la cuarta toca el Ángelus.
Todo el engranaje funciona en base a un péndulo que oscila durante los 60 segundos con una exactitud precisa. El buen funcionamiento depende de la limpieza, engrasado y aceitado permanentes que le debe administrar un técnico.
Desde la máquina que se encuentra en el corazón de las torres, emergen dos varillas a manera de brazos a cada torre formando un ángulo de 45º. En el centro y frente a cada esfera hay un marcador que sirve para igualar la hora; de esta manera, las ocho esferas marcan la misma al unísono.
Queremos aclarar, en forma enfática, que todas las versiones inventadas en torno a la historia del reloj público de Alamor son absolutamente tendenciosas y de mala fe, porque unas afirman que el reloj era para la torre del malecón de Guayaquil, otras dicen que su destino era parte del Perú y otras sostienen que el reloj, por equivocación llegó al Ecuador y que su verdadero destino era Chile, pero nunca han probado con ningún documento sus afirmaciones.
En cambio lo real afirmativo y comprobado hasta la saciedad es que el reloj fue encargado directamente a Alemania por el Dr. Lautaro Loaiza y que el costo del famoso reloj fue con el peculio exclusivo de aquel ilustre sacerdote que pagó de su bolsillo la cantidad de CINCO MIL SUCRES, que tuvo que convertirlos en marcos alemanes para ubicarlos en un Banco de Berlín, con todo esto aparte del costo del transporte marítimo desde el puerto de Hamburgo hasta el puerto de Guayaquil, y desde allí hasta Santa Rosa.
Tampoco se ha dicho que el Dr. Lautaro Loaiza fue tan minucioso y precavido que el contrato para la fabricación del reloj puso una cláusula especial, aclarando que la máquina del reloj funcionara en un clima cálido húmedo, y especificando, que la casa fabricante tendrá en cuenta que la amalgama metálica tiene que ser de tal consistencia que “la máquina y las manecillas de las esferas del reloj sean preservadas a toda clase de oxidación”.
También debemos recordar que el reloj público de Alamor no fue fabricado en serie sino en unidad de ahí la rareza de esta obra maestra de la técnica alemana.
Fotografía