Las artesanías de Tigua, ubicadas en la provincia de Cotopaxi, Ecuador, son un tesoro cultural que refleja la rica historia y tradiciones de la comunidad indígena
Manuel Toaquiza, de 56 años y habitante de tigua, cuenta que es descendiente de artistas sectores de la comunidad se inició como pintor de cuadros utilizando la piel curtida del borrego como lienzo para graficar sus costumbres ancestrales y su apego a la tierra, los paisajes andinos y su cosmovisión. Luego se interesó por el tallado de las máscaras
En el taller familiar, Manuel y sus 3 hijos dan forma a sus creaciones con azadón, formón, azuela, martillo y el resto de las herramientas. Una vez que la máscara está lista es enlizada, pulida y pintada en un par de días sus hábiles manos convierten trozos de madera de pino en una vistosa artesanía que es comercializada a nivel local e internacional
Un molde requiere de 8 horas para ser diseñado. A lo largo de una semana se pinta la máscara y está lista para venderse.
Según el Instituto Nacional de Patrimonio, el proceso para realizar las máscaras inicia con la selección del tronco y el moldeado, dependiendo de la figura a elaborar. En principio, se dan unos rasgos generales a la madera con el azadón. Después, en el taller se moldean los rasgos de las máscaras de acuerdo con las características de tal o cual animales o figuras.
Para ir definiendo las características de la máscara, hay que mantener la madera mojada ya que de esta manera es más sencillo moldearla. Luego con la suela y el formón se retiran los accesos de madera para formar la cara, la boca, los dientes y ojos.
Con el martillo se golpea la madera y con la lija se pule y se procede a pintar. Con el tiempo la composición de las pinturas se hizo más compleja, los colores se hicieron mucho más brillantes y los temas se ampliaron para incluir escenas de paisajes, leyendas, temas bíblicos, históricos, políticos y otros festivales como el del Corpus Christi.
En los años 70 la demanda de máscaras creció y los artistas tingüenses reconocieron a sus artesanías como un impulso para su economía. El oficio se empezó a difundir y aprender en algunos casos de generación en generación.
El papel de la mujer en el arte de tigua a sobrellevado un cambio mayor. Tradicionalmente las mujeres de Tigua producían chalés y canastos hechos con pastos del páramo. Sin embargo, mientras el arte se convertía en una de las principales actividades económicas de la comunidad, mujeres y niñas se involucraron.
Se cuenta que siglos atrás, existía una princesa llamada Toa, sus padres diariamente se dedicaban a la agricultura, y ella al pastoreo de sus ovejas por los páramos andinos del Kirutwa.
Un día cuando ella pastoreaba a sus ovejas, de forma sorpresiva, apareció un cóndor transformado en hombre, vestido de poncho negro, pantalón blanco, bufanda blanca y garras en vez de pies. El cóndor se acercó a la princesa y le ofreció su ayuda, proposición que ella no aceptó.
Después de un tiempo y poco a poco el cóndor se ganó la confianza de la princesa porque le ayudaba con sus labores. Un día ayudando a la princesa, el cóndor muerto de hambre, atrapó a una oveja y se la comió. Para esconder esta falta le dijo a la princesa que sus ovejas le habían atacado y que él solo se defendió. Este acto fue ignorado y olvidado por la princesa.
Así, el cóndor siguió cortejando a la princesa y hasta que un día le invitó a pasear por los Andes. Mientras paseaban, el cóndor le propuso que se fuera a vivir con él en una cueva. Toa se negó y encomendó a sus perritos, Amapola y Azucena, que avisaran a sus padres que el cóndor le había raptado.
Amapola cargó la pushkana (rueca para hilar) y Azucena llevó el siksik que la princesa dejó caer en el momento que fue raptada. Dando aullidos y mirando al cielo mientras llevaban a las ovejas fueron a la casa de los padres de la princesa a dar aviso.
Los padres de Toa se dieron cuenta de lo sucedido y fueron hasta la cueva del cóndor a rescatar a su hija. Ellos lograron sacar a su hija de la cueva, pero mientras iban camino a su casa notaron que el cóndor les perseguía. Ante esto, al llegar a casa escondieron a la princesa dentro de una wakluk (vasija de barro).
Todo permaneció en calma, hasta que al siguiente día mientras los padres de la princesa fueron a realizar labores en el campo, apareció el Cóndor y se logró llevar nuevamente. Sus padres, esta vez no pudieron hacer nada, ya que la princesa había sido transformada en cóndor. Se dice que la princesa poco a fue aceptando al cóndor y que fue feliz viviendo con el cóndor enamorado.
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Distancias:
12.0 km de Zumbahua
38.0 km de Tigua
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5,0
1 opiniones
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Diana Paola
Crítico nivel C ( 1 opiniones)
Opinión escrita el 18-Apr-2021
Que días es la feria
Estoy interesada en conocer. Que fechas y horarios .
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Seguridad
Tipo de visita: Familia
Fecha de la visita: 18-Apr-2021