Los Kichwa Otavalo y los Kichwa Cayambi celebran cuatro grandes Raymikuna, la fiesta del Yamor y otras que son símbolo de su identidad
Los otavalos, pertenecientes al grupo étnico de los quichuas, habitaron desde siempre las bellísimas tierras andinas septentrionales de Ecuador, repletas de volcanes como el Cayambe, el Imbabura y el Cotacachi entre los que se abren fértiles valles cuyas tierras reciben las aguas de torrentes, ríos y bellísimas lagunas y cascadas como el lago de San Pablo, Mojanda o Yahuarcocha.
Los Kichwa Otavalo y los Kichwa Cayambi celebran cuatro grandes Raymikuna o fiestas rituales que coinciden con los dos solsticios y los dos equinoccios que suceden en el año. Estas fiestas están estrechamente relacionados con el ciclo agrícola andino en la que el maíz es el principal elemento pues constituye un símbolo de la fertilidad y es el componente vital dentro de la cosmovisión indígena local así como el referente esencial dentro del calendario festivo religioso-cultural.
Las festividades se inician en el mes de septiembre con el Koya Raymi o ritual de la luna y la tierra como elementos de la fecundidad. Un poco antes del equinoccio de otoño, fecha exacta para celebrarlo, en la ciudad se festeja el Yamor. Luego, en el solsticio de invierno, el Capac Raymi es un ritual que no se lo practica pero que aún permanece con vida en el conocimiento tradicional de la gente que lo quiere recuperar y revitalizarlo. En el mes de marzo, durante el equinoccio de primavera, se celebra el Pawkar Raymi en honor a las primeras florescencias del maíz y de otros alimentos cultivados.
En las comunidades de Peguche y Agato, especialmente en el mes de febrero se realizan programas culturales y deportivos como el campeonato de fútbol indígena a la que asisten cientos de turistas de todas partes del Ecuador y de varios países del mundo debido a su singularidad.
Durante estos días pueden formar parte de eventos culturales la música, danza, teatro entre otros.
Finalmente llega el solsticio de verano en el mes de junio cuando las comunidades indígenas celebran el Inti Raymi como una muestra de agradecimiento a la madre tierra y al sol por la maduración de los frutos. Esta es la fiesta más grande que los indígenas celebran durante el año pues dura varias semanas, tiempo en el cual se pueden apreciar diversos eventos en distintas comunidades. El 19 de agosto se celebra la fiesta de EL Coraza o Hatun Curaca.
Fiesta del Yamor
Durante la fiesta del Yamor los indígenas otavaleños celebran con regocijo la cosecha por haberse beneficiado de los frutos de la tierra, el maíz, la cebada, el trigo, los fréjoles, la quinua, las habas, los chochos, etc.
El nombre de "Yamor", que recibe la fiesta proviene de la bebida sagrada que se prepara en honor a los dioses de la cosecha y es una especie de chicha elaborada con las 12 clases de maíz que se ofrecen a las fuerzas que controlan la lluvia, el aire y el sol que favorecen que estos frutos crezcan.
El Yamor se bebe comunitariamente en comunión entre los hombres y los dioses en agradecimiento a los poderes naturales y a la Pachamama. Primero se deposita la bebida el seno de la tierra y el resto se reparte entre las familias de la comunidad.
El Yamor representa, de esta manera, la bebida compuesta de granos de maíz chulpe, maíz canguil, maíz morocho, maíz amarillo, maíz rojo, etc. a todo esto se le añade cebada y trigo. Después todos estos elementos se muelen y se hierven con agua hasta que aparece una especie de nata en la olla que se aparta con una cuchara en un perolo.
Como en toda festividad que se precie de importante, la fiesta del Yamor tiene su propio plato rey de la gastronomía festiva, este plato está compuesto de mote carne de cerdo colorada, tortillas de patata y queso que reciben el nombre de llapingachos, empanadillas y una especie ensalada vegetal. Todo el mundo brinda la chicha del Yamor degustando este sabroso plato.
A la hora del ocaso el sol comienza la fabulosa cabalgata que recorre la ciudad. En ella desfilan las carrozas lujosas que han añadido a las fiestas las peñas criollas, pero los verdaderos protagonistas siguen siendo las rondallas, comparsas y danzantes indígenas que desfilan bailando sin cesar al son de sus músicas tradicionales. Ya es tarde y ha entrado bien la noche mientras el desfile va cobrando un pulso febril.
El momento culminante que desborda las pasiones festivas de los otavaleños es cuando hace su aparición en la fiesta la mitológica y legendaria figura del "Coraza" precedido de los "Yumbos" y de los "Loeros", danzantes ataviados con extrañas máscaras y camisolas de vivos colores.
• El Coraza representa a Atahualpa, el último monarca inca, va montado a caballo con la cara cubierta con colgantes hechos de objetos preciosos y perlas, su rostro va maquillado de blanco y porta un casco que decora su cabeza.
El Coraza pasa en medio de un gentío delirante rodeado de un séquito de indígenas que lo protege acordonando su paso con sogas en las que van insertadas monedas y otros objetos. En los rostros de bronce de los miembros del séquito protector se ve reflejado, sin duda, todo el orgullo y la fuerza que hacen los valores históricos de los otavaleños, no en vano es la fiesta de la cosecha, del Yamor, ofrecida a la Pachamama que regala sus frutos a sus queridos hijos: ellos son los indígenas de siempre.
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