El término es de origen náhuatl. Los colonos españoles lo trasladaron a esta lengua. El jesuita del siglo XVII, Bernabé Cobo, menciona el tamal en su crónica; aunque, el envuelto de maíz duro triturado formó parte de las cocinas andinas desde tiempos remotos.
En nuestro país, los tamales se envuelven con hoja de achira y se cocinan al vapor.
El tamal lojano domina en las provincias sureñas, hasta el nudo del Azuay; en cambio, el tamal de masa lampreada se acostumbra en las provincias de la Sierra central y en las de la Sierra norte.
El otro tamal, el lampreado, es de masa de harina de maíz calentado cocida en caldo de gallina o de cerdo, batida con sal y miel de panela. Su relleno, en ocasiones, es de piel cocida de cerdo.
Los tamales lojanos son el platillo principal que identifica a los lojanos por su sabor. Se vendía en un inicio en el centro de abastos de la ciudad, pero poco a poco se han iniciado negocios para la venta exclusiva de este plato tradicional.
Qué puedes hacer en Tamal Lojano
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Preparación
Se limpian las hojas de achira y con un bolillo se aplastan las nervaduras para facilitar la envoltura
Se cierne la harina de maíz
Una vez vertido el caldo en la paila se agregan manteca de puerco, mantequilla y miel, hasta que rompa a hervir
Poco a poco se asperja la harina, mientras se bate con energía para que no se formen grumos
Se deja enfriar la masa
Se añaden uno por uno los huevos hasta obtener una masa cremosa
Para entonces se ha preparado el relleno con cebolla, pimientos, manteca de color y maní molido
Se coloca en la hoja una cucharada de masa y una de relleno
Los dobleces de la hoja dependen de la habilidad de la persona que cocina
Van los tamales a la tamalera y se los cocina hasta cuando la hoja cambie de color.