Ubicación
Se encuentra en la parroquia de Salinas de Guaranda.
Lugares destacados de las Minas de Sal
La sal de Salinas se constituyó en eje de la economía por lo que es interesante admirar la gran cantidad de fragmentos de cerámica que existen en las minas, las que están ubicadas al frente de la parroquia donde los turistas pueden recorrerla, recoger fragmentos de la sal seca a través del tiempo y viento, fotografiar tanto a las personas que trabajan en la producción de sal como de las minas, otras se localizan a pocos metros de las aguas minerales.
La época propicia para la producción de la sal es en verano, especialmente en los meses de julio hasta octubre (actualmente pocas son quienes se dedican a esta actividad) en que se puede observar con mayor intensidad pues en invierno la gran cantidad de agua lluvia impide obtener una buena salinidad.
Proceso de elaboración
La elaboración de la sal se inicia identificando los flujos de agua salina, pues en el pasado existían tres flujos, los Huarmi-candu (flujo femenino), Cari-candu (flujo masculino) y el Chaupi-candu (flujo medio); en la actualidad sólo están habilitados el Cari y el Chaupi Candu, pues el Huarmi-candu se secó, después que un hacendado abriera una acequia para obtener mayor cantidad de agua e incrementar la producción.
El agua que brota de los candus es conducida por unos pequeños canales a unos espacios planos que se los denomina chacras con declives de 60 grados y el agua pueda ser recogida en la parte más baja pues en repetidas veces se baña la roca hasta que tenga la salinidad requerida, procedimiento que se repite tantas veces como sea necesario.
Colocando un huevo y si éste flota en el agua, está lista para ser transportada en barriles hasta la casa de la jichana huarmi, la cocción del agua sal se la realiza en una paila hasta que la sal se solidifique, el tiempo promedio para ello es de unas 12 horas.
Recorrido de la Sal
En lo que respecta al recorrido de la Sal, la aventura se inicia en la Parroquia de Salinas continuando por la carretera que conduce a las Aguas Minerales para seguir en dirección noroccidente y poco a poco internarse en el Ecosistema denominado Páramo, con predominio de temperaturas bajas y la presencia de musgos, almohadillas, achupallas y ciertas manchas de bosques en las laderas más pronunciadas.
Al descender por la carretera o chaquiñianes se nota el cambio de temperatura, característica del bosque nubloso y entre la vegetación encontramos chaparros, epifitas, helechos, orquídeas, bromeas y bosques de arrayanes.
En el trayecto se observa el Bosque Protector Peña Blanca, su cascada, los poblados de Pambabuela, El Arrayán, La Palma, Lanzahurco, Matiavi Bajo, cuya carretera de verano y lastrada permite movilizarse en vehículo.
Desde Matiaví Bajo hasta la Libertad y Campo Bello las actividades de Ecoturismo son más intensas dada la topografía del sector, en este ecosistema los cambios de vegetación originan la presencia de gran cantidad de mariposas de distintos tamaños y colores, se atraviesan senderos rústicos, se observan cascadas de agua cristalina y riachuelos.
Desde este sector hasta San Luís de Pambil cambia el panorama y el relieve del terreno se vuelve plano e incrementan los huertos mixtos y la presencia de ciertos trapiches para la elaboración de aguardiente y panela.
Historia
Salinas de Tomabela toma su nombre de las minas de agua salada que pueden hallarse al cruzar el río que la atraviesa.
Esas minas pertenecieron al cacicazgo de los tomabelas en plena época incaica. En este sitio, casi todos los cacicazgos aledaños tenían acceso al recurso por medio de sus delegaciones y contando con el tutelaje de un cacique puruhá.
Después de la llegada de los españoles y hasta los años 1960-1970, la explotación de estas minas de sal fue la principal actividad económica de los habitantes de ese entonces, complementada con el trabajo agrario en las pequeñas parcelas y una incipiente actividad ganadera hasta fines de los años 60.
Con la llegada de las haciendas en la segunda mitad del siglo XIX, se empieza a cobrar un tributo o impuesto por explotar las minas de sal, constituyéndose este producto en parte de la subsistencia pues a través del trueque se proveían de cereales, harinas, miel, panela, trago, plátano y otros productos.
Su importancia radica en la existencia de varios grupos propios que aprovechaban la sal mineral de sus minas ricas en yodo; se dice incluso que fue, consumida por la realeza Cusqueña en tiempo del imperio incaico en la parte Sur llegando incluso a Chile y por el norte hasta Panamá, de allí sostienen varios investigadores, la sal mineral en la época prehispánica llegó a valer su peso en oro.