Iglesia construida en conmemoración al Señor de los Milagros referente del catolicismo de los agricultores del cantón.
Fiesta patronal celebrada cada 14 de septiembre, día de la exaltación de la Cruz.
Según relatos, trasladaban la imagen del Señor de los Milagros a Guayaquil, en una balsa por algunos días y la población dauleña lloraba por su ausencia, pero al mismo tiempo se preparaban para recibirlo a su regreso con entusiasmo, amor y fe.
A la llegada de la imagen del Cristo Negro los dauleños en el malecón de Daule, le daban la bienvenida con: Banda de música, flores, fuegos artificiales, el sonar de las campanas, y además con mucho amor y devoción.
Según la leyenda el Señor de los Milagros fue llevado a Guayaquil, pero al parecer no lo recibieron como debía ser, con honores y mucho amor, hasta que un día el Señor de los Milagros se canso de ir cada año a Guayaquil. Lo cierto es que en la balsa que se transportaba la imagen del Cristo Negro de Daule, que estaba atada al puerto de madera
de la ciudad de Guayaquil, por obra y gracia de Dios, se desató y en un abrir y cerrar de ojos se regreso a Daule por el río de este mismo nombre.
Sonaron las campanas y lo más curioso es que nadie subió a la torre de la iglesia para hacerlas sonar y anunciar el regreso del Cristo Negro de Daule, y los dauleños coparon la orilla del río; nadie se atrevió a preguntarle al Señor de los Milagros el por qué de su regreso.
Los corazones de todos los dauleños les palpitaron tan fuertes que tomaron este milagro como una señal para no dejarlo salir nunca más de Daule. Desde entonces Daule con su Cristo es centro de peregrinación.
Al principio, según refiere la tradición, el Cristo era blanco. Fue, en señal de protesta que cambió de color. Sobre una de las paredes del antiguo santuario, en caracteres grandes, estaba escrita la historia o leyenda del milagro.
Esta es una de la leyenda más linda de nuestro Ecuador. Y como un testimonio maravilloso de todo ese sentimiento fraterno y universal.
Una tradición antigua cuenta de una imagen de un Cristo tallado en época colonial llamado Señor de los Milagros.
El español Isidro de Veinza y Mora propietario de extensas zonas en las riberas de los ríos Daule y Balzar recobró totalmente la vista perdida, al contacto con la imagen de Cristo (1650).
En gratitud por haber recobrado la salud (la vista), fundó una primera capilla del Señor de los Milagros; otorgó la libertad a sus esclavos y les legó sus herencias.
Los mulatos, mestizos y negros profesaron desde entonces a la imagen del Cristo, además exteriorizaban su cariño y una excepcional devoción a él, besando y tocando su rostro y sus pies.
En cierta ocasión en que el Cristo había sido retocado para Semana Santa, un negro esclavo fue a pedir al Señor una gracia y se encaramó para besarlo y tocarlo con sus manos.
El hermano sacristán al sorprenderlo ordeno que se lo castigara públicamente. Al día siguiente, el Santo Cristo se encontró teñido del mismo color del esclavo. Para demostrar así su predilección por los pobres y humildes, por eso la imagen es morena y se apellida: “EL CRISTO NEGRO DE DAULE”
Realiza grandes milagros cuando se lo invoca con fe y humildad.
Fotografía