Historia de Caluma

El progreso y desarrollo de lo que actualmente es Caluma, se debe fundamentalmente al esfuerzo propio y la fecunda labor de quienes aquí nacieron o se afincaron, de naturaleza exótica y exuberante vegetación.

Existen diferentes versiones del origen y del nombre de nuestro terruño, muchas de ellas inciertas, algunas hasta fantasiosas. Otros, inclusive pretenden sustentar teorías antojadizas, logrando solamente confundir y hasta distorsionar, porque una historia que se precie de serla, debe estar sustentada en investigación documentada. Lo que hasta ahora está claro, es que la acepción "Caluma", en el diccionario dice textualmente: "Cada una de las gargantas o estructuras de la cordillera de los Andes". "Puesto o lugar de indios"', por lo tanto, aquello del indio jefe de una tribu que se llamaba Calumus o la de un árbol de la zona, seguirá siendo únicamente especulación,

Sin embargo, esto no impide recordar las innumerables anécdotas de los "mayores", que a la luz mortecina de un candil contaban sus "hazañas", ora luchando contra las inclemencias del tiempo, ora contra las enfermedades como la temible "palúdica", ora contra las asechanzas de serpientes venenosas o de fieras salvajes. Se puede asegurar que esas vicisitudes hicieron que el calumeño fuera forjando su especial carácter en el más recio crisol, enriquecido con la presencia de hombres y mujeres de diferentes características culturales y regionales que fusionaron, por ejemplo, las costumbres del montubio con las del de la sierra, creando una estirpe tan especial que ha perdurado a través de los años y que hoy por hoy constituye una verdadera identidad, uno de nuestros más grandes referentes y una de nuestras más grandes reservas culturales porque, al mismo tiempo que el calumeño es generoso, amable, respetuoso, hospitalario, honrado y solidario, es también valiente, altivo y temerario cuando las circunstancias lo ameritan. Si no, cómo se explicaría que haya vencido tantas dificultades: la inclemencia de inviernos tormentosos, lo escabroso de senderos por los que difícilmente se movilizaban a pie o a caballo, para llegar a la serranía llevando los productos de la zona y trayendo a su vez los del ande, o venciendo los mil y un peligros de la enmarañada selva tropical y los torrentosos ríos que surcaban en pequeñas y frágiles canoas hacia la costa, en busca del mercado donde hacer el trueque de sus productos con los de ese sector.

Ellos son los padres de nuestra Patria Chica, los fundadores de Caluma, hombres sencillos y humildes que aunaron sus mayores esfuerzos para ver grande a su incipiente pueblo y vaya que obtuvieron significativos logros, hoy mudos testigos que han perdurado a través del tiempo y que no necesitan ni esperan ser reconocidos y que precisamente por ello son más grandes.

Si bien es cierto que Caluma como tal es reconocida como parroquia recién en 1984, año en que se cambia la denominación de San Antonio por la de Caluma, no podemos dejar de mencionar nuestros ancestros, basándonos en los estudios de connotados bolivarenses como Gabriel Ignacio Secaira, Augusto César Saltos y Abraham Erazo. Como es bien sabido por vosotros, San José de Chimbo obtuvo gran notoriedad desde su fundación por parte de Sebastián de Benalcázar en la época de la Colonia. Mucho antes que fuera elevada a la categoría de cantón en 1860 (en la que aparece San Antonio como parte de su jurisdicción), las personas que vivían en esa comarca o los valientes aventureros que se atrevían a bajar hacia zonas más cálidas pero más inhóspitas, se fueron asentando en lo que hoy se denomina Caluma Viejo y son considerados, con mucha justicia, sus primeros habitantes. Pero también es cierto que este lugar empieza a tomar notoriedad y relevancia, alrededor de 1923, año en que, dado el considerable número de niños que existían, se crea la primera escuela de la comarca, inicialmente particular, la que aún perdura como una de las más importantes del cantón, me refiero a la escuela Huayna Cápac. En 1926 arribó a estos lares el primer carro denominado Pancho Villa, al mando del intrépido Enrique Mackiiff. La Tenencia Política se ubicaba acorde al lugar de residencia del Teniente Político, por lo que a veces estaba en Yatuví, otras en Pita, San Antonio o Caluma. Para 1940 existía un precario sistema de correo, en 1950 llegó el primer sacerdote, el recordado padre Pedro Monar quien con su fecunda labor no solo pastoral, impulsó sustancialmente el crecimiento de nuestro pueblo. En 1952 se creó el servicio telefónico, en 1953 la primera planta eléctrica y da inicio la hasta hoy muy reputada feria. En 1954, gracias a la importancia que iba adquiriendo Caluma Nuevo por la apertura de la carretera Guaranda Zarapata Caluma, la Dirección de Educación crea la prestigiosa Escuela Alfredo Noboa Montenegro. En 1966 se separa el Registro Civil de la Tenencia Política, en 1967 la Dirección de Salud crea el subcentro de salud, en 1970 se funda la Cooperativa de Vivienda Avanzada del Pueblo, se conforma la Cooperativa de Transportes Caluma y se crea el colegio particular Caluma, el mismo que se nacionaliza en 1974, convirtiéndose a través del tiempo en el centro educativo más importante del cantón y uno de los más prestigiosos de la provincia. En 1975 con un esfuerzo extraordinario de arriesgados y soñadores citricultores, se crea la empresa Cítricos Bolívar, con el propósito de industrializar la naranja, sin embargo, todos sabemos el triste final que tan loable labor tuvo. Como otros hitos de enorme significado, dignos de resaltarse tenemos la construcción del sistema de agua potable en 1977, en 1978 se funda la Asociación de Artesanos, en 1980 ya contábamos con el Cuerpo de Bomberos, en 1982 se construye el alcantarillado y en 1984, como ya se mencionó. Caluma adquiere formalmente la categoría de parroquia del cantón Chimbo. En 1986 se funda el Sindicato de Choferes, coincidiendo con el año en que, luego de infatigables esfuerzos de un grupo de distinguidos calumeños, entre los que destacaron Hugo Arias y Octavio Velasco, se logra que se concluya el asfaltado de la carretera Ricaurte Caluma, dando un sustancial impulso a nuestro desarrollo. En 1989 se crea el Colegio Particular Bolívar, convirtiéndose posteriormente en Naval. Para aquel entonces. Caluma había adquirido tal importancia, que ya se sentía capaz de administrarse por sí solo, por lo que, gracias a la iniciativa del entonces diputado Juan Carlos Camacho se conforma en 1988 el Comité pro cantonización de Caluma, el mismo que, presidido por Víctor Hugo Figueroa y conformado además por Germán Cáceres, Estuardo Camacho Olalla, Armando Hidalgo, Fernando Erazo, Alfonso Saltos, Benigno Viscarra y Miguel Bonilla, trabajó febrilmente durante un año y once meses hasta la noche del 31 de julio de 1990 en que el plenario de las Comisiones Permanentes del Congreso Nacional, presidido por el Dr. Wilfredo Lucero, aprobó en segundo debate la creación del Cantón Caluma. Finalmente, el 23 de agosto de ese memorable año en el gobierno del Dr. Rodrigo Borja, se publica en el Registro oficial tan magno acontecimiento, razón por la cual hoy estamos conmemorando alborozados sus quine primeros años de vida. A partir de allí, los hechos son relativamente recientes y quién mejor que cada uno de vosotros para juzgar los acontecimientos suscitados desde aquel entonces; sin embargo, la Historia de Caluma, cuando la pátina del tiempo se haya impregnado suficientemente, será la que nos coloque a todos los actores, en el verdadero sitial que nos merezcamos.

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